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Muchas personas se sorprenden e incluso escandalizan cuando oyen hablar de los peligros del amianto. Y es que se trata de un mineral cuyas microfibras, una vez inhaladas por una persona, pueden provocar daños en las células tan graves que deriven en afecciones como la asbestosis, el cáncer de pulmón o el mesotelioma pleural. Entonces, se pregunta, ¿cómo es posible que fuera tan ampliamente utilizado durante buena parte del pasado siglo XX en nuestro país? Sencillo: no se conocía su peligrosidad.

¿El amianto es un buen aislante?

Después de todo, los efectos perjudiciales del amianto sobre la salud de las personas no tienen lugar de una manera inmediata. Todo lo contrario: las exposiciones tardan años e incluso décadas en generar problemas. Esto es así porque las micropartículas de amianto son biopersistentes: permanecen mucho tiempo en el organismo humano sin que este pueda expulsarlas adecuadamente.

Eso implica que los primeros afectados por la exposición al amianto no llegaron hasta décadas después. Por otro lado, el amianto es un mineral con extraordinarias propiedades físicas. Entre ellas, una capacidad asombroso para hacer las funciones de aislamiento de las estructuras de construcción. El amianto aislante era de gran utilidad para las empresas de la construcción.

el amianto es un buen aislante

Características aislantes del amianto

Y cuando hablamos de las características aislantes del amianto no hablamos simplemente de una condición aislante, sino de múltiples. Entre ellas encontramos el aislamiento térmico, el aislamiento eléctrico y el aislamiento sonoro. Era un material que ofrecía muchas soluciones en una. Todo ventajas.

Por supuesto, y una vez se tuvo constancia de la relación directa entre la exposición al amianto y el daño a la salud humana, todas estas propiedades del amianto aislante de paredes dejaron de ser relevantes. Y es que la salud de las personas es lo más importante. Ya encontraríamos otros materiales. Y lo hicimos.

Temperatura

Una de las claves de las buenas construcciones es que mantengan un buen aislamiento térmico. Y es que eso se traduce en una mejor experiencia de habitabilidad u ocupación. Además, el hecho de que la temperatura interior sea más estable y moderada supone un enorme ahorro energético en calefacción y refrigeración. El amianto facilitaba mucho alcanzar ese aislamiento térmico.

Electricidad

Los edificios necesitan contar con una instalación eléctrica para poder funcionar con normalidad. Pero esta instalación puede resultar peligrosa si entra en contacto con las personas. De ahí que sea necesario aportar a la misma un alto nivel de aislamiento. Nuevamente, el amianto era una solución óptima antes de que las autoridades médicas alertaran de su toxicidad. Luego vinieron los fibrocementos sin amianto en sustitución.

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Sonido

Por último, el amianto también aportaba a las estructuras aislamiento de sonido, lo que es muy importante para la convivencia de las personas y de las familias en los edificios de viviendas. Como ya hemos apuntado, hoy existen alternativas inofensivas para la salud humana como el fibrocemento con PVC, con fibra de vidrio o con metales. Mismos objetivos, diferentes materiales. Y cero riesgo para la salud humana.

Peligros de usar el amianto como aislante

El gran peligro del amianto como aislante procede de su descomposición. Mientras el fibrocemento se halla en buen estado, las microfibras del amianto permanecen unidas al cemento. Pero una vez este se deteriora y empobrece, el amianto comienza a desprenderse del cemento y a liberarse al ambiente. Y es ahí cuando las personas inhalan estas microfibras volátiles. Era completamente necesario prohibir este mineral. Tanto como retirar las estructuras con amianto que aún permanecen instaladas en los inmuebles.